Noticias de la Parroquia

Luis Fernando Gutiérrez-Cardona

La Patria, el periódico local, ayer mostró cómo un hermano mata a otro por no pagar la factura de algún servicio público. Hoy habla de un joven que mata a alguien porque lo atacó sexualmente en un baño en medio de una fiesta familiar. Esta es una ciudad tranquila, dicen.



La paz no es hablar de cocaína en La Habana. Es aliviar el corazón enfermo en todas partes.



Ni es jugar un picadito con los que usaron como balón las cabezas de sus víctimas en Arboleda, Pensilvania, Caldas, olvidándose sin más de que lo hicieron.


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"¡Viva la paz, viva la paz!"...
Así
trinaba alegremente un colibrí
sentimental, sencillo,
de flor en flor...

Y el pobre pajarillo
trinaba tan feliz sobre el anillo
feroz de una culebra mapaná.
Mientras que en un papayo
reía gravemente un guacamayo
bisojo y medio cínico:
¡Cuá, cuá!

Luis Carlos López



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No hay que dividir entre los que atizan y los que no. Hay que tener en cuenta los matices. Quiero paz. La quiero en democracia. Y, perdón: no siento haber hecho parte de algún bando.


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Una de las cosas que hace falta precisar es cual es el modelo, cual la sociedad que imagina el bando ganador. El otro bando sería el de una Constitución que está ahí. Uno sueña con fortalecer la democracia. Pero para Pol Pot era democracia las pirámides de calaveras. Para los Castro la Cuba unipartidista es democracia. Es democracia Inglaterra con sus millones de cámara de vigilancia. Lo es Suecia que persigue a Assange. Y así. Difícil bando. Pero si el modelo es el del comunismo trasnochado, yo, de una vez, paso.


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En mi nota hablo de aliviar el corazón enfermo. Eso es bastante menos ingenuo de lo que parece. Hay algo violento enquistado. La gran tarea no son las apariencias normativas ni los párrafos del acuerdo. Es que nos sintamos incluidos de manera que comprometa a todos. En una palabra: democracia.


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O sea: hay que etiquetarnos. Si no eres guerrillero es porque eres paraco. Y de la misma manera en el sentido contrario. Paremos de hacerlo. Eso de llamar otro al otro garantiza la confrontación. Me trama el socialismo de Felipe González. Pero no el de los hermanos Moreno santificados hasta ultimo momento por el Polo ni el de Raúl Reyes o el Mono Jojoy. De más está decir que nada que ver con los hermanos Castaño. Entonces como hacemos.


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Tenemos que poder hablar de esto tranquilamente, sin rabia, sin descalificativos a priori, escuchándonos. No tenemos que estar de acuerdo aunque si tenemos que estar de acuerdo en que podemos no estar de acuerdo y en que no tenemos que insultarnos por no estarlo.