Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
Señor Mempo Giardinelli: Uno lee este análisis y no sabe si reír o si llorar o si simplemente considerarlo lo que es, un 'analisis'.
Lo que hace saltar a la calle al pueblo no es un sedicioso. Usted es un descarado en llamar así al ciudadano que ejerce uno de los derechos humanos básicos. Lo que hace saltar al pueblo es: 1. El desabastecimiento. 2. La altísima inflación. 3. La inseguridad. 4. El apresamiento de los que no piensan como el régimen. ¿Es necesario considerar estúpido a quién proteste por esas cuatro cosas o por alguna de ellas?
El régimen tiene quince años y esto para mostrar. Quien es atacado en la calle o quien va a buscar sus alimentos más básicos y no los encuentra no está pensando en la tercera guerra mundial, ni en el Alca y mucho menos si los asesores del Celac son Colombianos. La infinita mayoría de quienes se manifiestan no saben que es una cosa ni la otra. Y si lo saben para los efectos no les interesa. Quien ve que su hijo es arrebatado por extraños civiles armados, extranjeros algunos como lo denuncia un General, no tiene para reaccionar que pensar en la conspiración en Washington ni en Obama.
De paso ¿no le gustamos los colombianos, señor Giardinelli? ¿no le gustan los Chilenos?
La comida, en abundancia, está al otro lado de la frontera, si, aquí, en Colombia. Pero hay que dejarla fluir. Hay que pagar las deudas. O se puede producir en el país si no se persigue a quienes están en capacidad de hacerlo. Los gobiernos agricultores fracasaron hace tiempo de la Unión Soviética a Cuba pasando por China. Lo más caro es aquello que no existe. Los flujos financieros actúan, si no se les retiene.
Como columnista de prensa que he sido sé que la primera consideración a tener en cuenta es la del respeto por el lector. El lector lejos de imbécil es como mínimo igual de inteligente y frecuentemente más preparado que quien escribe.
Ganar elecciones para quien está en el poder es fácil: tiene el poder. Lo verdaderamente difícil es aceptar perderlas. Los Castro ganan elecciones cada año. Claro: solo hay un partido, el de ellos.
"Yo, no de ahora, sino de siempre, tengo por principio no obedecer a otra cosa que a aquella razón que, al examinarla, me parece superior" (Sócrates, "Critón", 46 b)
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