Epicuro

"Haec, inquit, ego non multis, sed tibi; satis enim magnum alter alteri theatrum sumus. "
Epicuro

"Cerca de mi no hay más que lejanias."
Antonio Porchia

junio 23, 2018

Anotaciones para un texto que no verá la luz


 Luis Fernando Gutiérrez-Cardona

"Entonces, ¿nadie quiere esto,
nadie?."
—J. Cortázar

Supo que había establecido las bases de un cortejo que bien podía llegar a ser su cortejo fúnebre. Que podía mantenerse en él mientras, al menos en apariencia, fuese deseado. Aceptó que jamás dejaría de fluir cualquiera fuera la cosa en que se convirtiera. "Sería bueno que no todo dependiese de mi", pensó, pero su tiempo había traspasado los límites y sus alternativas eran muy escasas. Aceptó por tanto que el propio mundo eligiera su senda y que la seguiría a favor o en contra de su querer más íntimo en el que esa relación se hizo colosal. Despertaba cada mañana deseando encontrarse con un buenos días que ni siquiera los gorriones, expulsados como los árboles de su ventana, podían expresarle. Hacìa un recorrido mental de algunos momentos atenazados en el viento. Cerraba los ojos, sonreía, se ponía serio y miraba adelante al espacio donde no hay nada, ni siquiera ese vacío que en un solo paso lo llevaría a la desconocida e incierta eternidad.

Recordó haberse definido como un vendedor de específicos, una especie de mago malo de esos que van a las primeras comuniones o de payaso que asusta los niños. Recordó haber advertido que no era buena compañía salvo en momentos de encantamiento y de ensoñación; y, como siempre, se negó a mostrarle su imagen: "la imagen no es uno, reiteraba, me puedes conocer mucho más a través de un párrafo que escriba que a través de una fotografia, así que tendrás que esperar a hacerlo en directo con una mesa y un café en medio." "Es arriesgado", advirtió:  "yo me atrevo a causar la frustración, tu a sufrirla."

Había pasado por ello. Había entendido que si bien en otros tiempos era posible y plausible hacer una conquista amorosa con persistencia, halagos y detalles, es decir imitando alguna danza nupcial de otras especies, hoy a eso se le llama acoso y puede acabar no en un lecho de rosas sino en uno solitario, encerrado entre rejas.
Las largas pausas no parecían ser un buen presagio. Dejó abierta la invitación de ese café. "No la reiteraré, dijo, deberás reclamarla pues de equivocarme es mejor hacerlo solo una vez".

El tiempo se agotó entre canciones de una voz hasta ese momento desconocida y versos en contexto. Un 'qué harás' tardío fue respondido por el silencio.

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