(Créalo o no el teléfono no forma parte de la naturaleza, no es una mano o una pata o una oreja o un ojo que siempre van con uno. No dejaré -en mi caso- que lo sea. No me meteré un tubo en el oído para, supuestamente, no perderme de lo que me envenena. Me reservo el derecho de no portarlo, de apagarlo, de no contestarlo, de ignorarlo, de no dejarme esclavizar por él. Puedo vivir sin que su pantalla sea hipnótica. Créalo o no. Gústele o no.)
©lfg-c
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