Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
¿Cuál es la magia del encuentro? Cuando la sobrina de quince años se pone frente a los micrófonos y canta hermosamente esa canción que dice "vamos a hacer una fiesta pa'que éste amor crezca más", la descubro. Cuando lo hace cualquiera otro, un hermano, un pariente, el amor crece más en el plan de este plan que es nuestro plan, el plan de todos: hermanos, hijos, sobrinos, nietos, cónyuges y relacionados siempre bien venidos, siempre conocidos de siempre aunque hayan acabado de vernos por primera vez. Generaciones siempre juntas desde los abuelos, los ausentes presentes, todos al mismo tiempo ascendencia, descendencia, trascendencia y presencia. Presencia que no se esquiva, que se reclama, a la que se acude no importa en que sitio se esté; apropiación en totalidad del espacio sin desplazamientos.
Un colectivo de decenas que se hace multitud. Que aprende y aprehende. Que no es cicatero en los abrazos ni en las sonrisas.
¿Qué nos aportamos? Lo que recibimos. Jamás apartamos. Las alas y las raíces de que hablaba el primer papá están siempre presentes. Nos vemos en nuestro tiempo y en los tiempos que han sobrevenido, en los que llegan, en los cambios, en lo que perdura y perdurará. Ojalá.
Tribu si, tribulación jamás
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