Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
7 de Agosto de 1819. Después de aquel 20 de Julio que ya les conté en que le dieron las trompadas al chapetón, el virrey Solis de Folch y Cardona y la Audiencia se marcharon del poder. Folch de Cardona pudo ser antepasado mío si se considera que terminó metiéndose de cura y ya saben: los curas andaban con sus sobrinas y no con sus sobrinos como se acostumbra ahora. El virreinato de la Nueva Granada, comprendía lo que son hoy Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá. Empezó uno de esos períodos a que son tan dadas estas tierras que se conoce como La Patria Boba. Los que echaron los discursos de independencia se pusieron a pelear entre ellos por el sistema del estado: Centralistas y Federalistas se llamaron y se armaron y se pelearon y nombraron a Jesús Nazareno como generalísimo de los ejércitos (muchos años después hubo en España un generalísimo que también se creía dios, pero eso es otra cosa).
Mientras tanto los españoles no se quedaron quietos. Con algunos barquitos de los que habían quedado de la famosa armada invencible que venció algunas olas, y al mando militar del general Pablo Morillo (de Zamora el) y político de un tal Juan Sámano, hicieron una operación de reconquista. Llegaron, pusieron sitio a Cartagena de Indias, la tomaron por hambre, pasaron al papayo a los poquitos que encontraron vivos y siguieron hasta Santa Fé donde fueron recibidos por todos, incluso los que dieron las trompadas, con toda la lambonería del caso; los curas que dieron te- deum a favor de la independencia, lo dieron nuevamente a favor de la reconquista y se desató como era de esperarse la represión. Se llamó el régimen del terror. Cuando le pidieron a Sámano que no fusilara a un sabio de apellido Caldas, porque era sabio -o eso parecía- dijo que España no necesitaba de sabios y lo puso frente al pelotón. Fusiló hombres y mujeres. De ahí viene el gusto.
Entonces apareció Bolívar, Simón. Todo un personaje. 1.60 de estatura, flaquito y con un culo de acero: tomaba un caballo en Caracas y pocas semanas después estaba en Lima. Escribía, ordenaba, echaba proclamas y discursos, había perdido batallas pero le llegó el tiempo de ganarlas. Así, con un montón de soldados zarrapastrosos entró por los Llanos, trepó la cordillera y enfrentó a los españoles en un par de batallas una llamadas del Pantano de Vargas y de Boyacá en donde los derrotó y hasta ahí llegó España.
No se sabe bien si Bolívar estuvo en Boyacá, probablemente no, porque andaba ocupado con una indiecita en la vecina Tunja. El hombre, polvo de gallo, se bajaba del caballo, se montaba en la muchacha, se bajaba de la muchacha, se subía al caballo y salía a toda carrera (si no, no podría ir hasta Lima en pocas semanas). Se casó cuando joven y enviudó rápido. Si no hubiera enviudado en vez de guerras habría hecho niños y la historia sería otra.
Pues bien, después de Boyacá el hombre se fue a Venezuela y volvió y les ganó a los Españoles en Carabobo; se reunió por allí con Morillo y se despidieron como caballeros mientras Santander fusilaba sin fórmula de juicio en gesto deshonroso a los oficiales españoles capturados en Boyacá. Se fue a Ecuador, les ganó otra vez la batalla en Bomboná, y por no quedarse sin hacer nada ya que estaba en el plan de libertador, se fue a libertar Perú. Los españoles no ganaban ni una y perdieron Ayacucho y después Junín y así quedo él, Bolívar, como Libertador de cinco Repúblicas: Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú y Bolivia. Luego le sumaron a Panamá pero eso es otra historia porque a Panamá se lo robaron los gringos de frente mar.
En Bolivia lo quisieron nombrar rey. Les escribió una constitución angelical y salió corriendo porque eso allá es muy aburrido; en el Perú no lo consideran libertador, Quito es muy jarto, en Venezuela no lo podían ver a pesar de ser Venezolano. Cantabamos de niños:
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