Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
Ciertamente es un poco excesivo de mi parte poner por este medio el texto que precede. Lo hago por obedecer a un propósito personal consistente en contribuir a que no se olvide.
Eventualmente pueden dedicarle un rato a su lectura, o unos momentos a su consideración transversal. Al recuerdo, por quienes lo vivieron. A la pregunta de "¿que fué lo que pasó?", por quienes no.
Sirve también a la finalidad de intentar comprender porqué los seres humanos podemos ser actores -antes y ahora- de hechos como los que aqui se analizan. Antes, se supone, eramos mas salvajes. Ahora, se supone, somos mas civilizados.
No obstante, cuando al jefe militar que dirigía la retoma le preguntaron "¿que hacen'", respondió: "Defendiendo la democracia, maestro" y como alguien le anotara que podrían morir todos los miembros de la Corte Suprema de Justicia, dijo: "Que les hagan estatuas".
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Leyendo esta semana a Plutarco encontré que los campos de batalla de aquellos combates de la antigüedad pasaban a convertirse en los suelos más feraces al ser abonados por los cuerpos de quienes allí morían. Y con sus huesos se hacían cercas. Me temo que este no es el caso de las sociedades modernas. Los cuerpos de los muertos no sirven de abono ni físico ni espiritual, porque todo se hace para que se les olvide rápidamente. Apuesto, con esto, porque tengan su estatua y su espíritu en nuestros seres compasivos.
1 comentario:
Luis Fernando: Me interesa saber cuál es tu segundo apellido, ya que nuestro origen depende de esa pequeña comunidad, que son tu padre y tu madre, y que junto a ellos y tus hermanos forman familia. Me interesa que no dejes sólo una 'C.', pues hay una herencia y una historia desde ese afluente. Yo personalmente siempre firmo Juan Pablo Aguirre del Fierro, porque más que enorgullecerme de tenerlos son mi historia y mi referencia para establecer lazos.
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