"Hay almas que nos hacen creer que el alma existe. No siempre son las más geniales; las más geniales son las que supieron expresarse mejor. Son, en ocasiones, almas balbucientes y suelen ser almas silenciosas"
(Marguerite Yourcenar)
Epicuro
"Haec, inquit, ego non multis, sed tibi; satis enim magnum alter alteri theatrum sumus. " Epicuro
"Cerca de mi no hay más que lejanias." Antonio Porchia
enero 29, 2007
Notas de Aire
Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
¿Cómo se logra aprehender que no hay que ir en busca de, sino a su encuentro?
¿Que aunque alguna vez será el otro, siempre es uno?
Me uno a tu reflexión respecto a esto de ir al encuentro. En nosotros se verifica una extraña paradoja: somos quien va al encuentro del otro y somos el que espera al otro. Esto suena casi esquizofrénico, pero para demostrarlo me remonto a nuestros orígenes. Ahora somos uno, pero en nuestros inicios no fue así. Explico. En tu madre estaba el óvulo que esperaba, era la simiente. En tu padre estaba una multitud inmensa de espermatozoides que iban al encuentro con su destino, uno de ellos fue el germen. Simultáneamente una parte nuestra esperaba y otra parte se movía. Cuando se produce la fusión de ambos entes no deja de existir la historia y la intención de cada uno. Por eso en nosotros existe un anima y un animus, una parte femenina, otra masculina. Una parte que pone raíces y otra que se embarca en aventuras. Toda esta maravilla está en nosotros, toda esta verdad se manifiesta en nosotros.
1 comentario:
Me uno a tu reflexión respecto a esto de ir al encuentro. En nosotros se verifica una extraña paradoja: somos quien va al encuentro del otro y somos el que espera al otro. Esto suena casi esquizofrénico, pero para demostrarlo me remonto a nuestros orígenes. Ahora somos uno, pero en nuestros inicios no fue así. Explico. En tu madre estaba el óvulo que esperaba, era la simiente. En tu padre estaba una multitud inmensa de espermatozoides que iban al encuentro con su destino, uno de ellos fue el germen. Simultáneamente una parte nuestra esperaba y otra parte se movía. Cuando se produce la fusión de ambos entes no deja de existir la historia y la intención de cada uno. Por eso en nosotros existe un anima y un animus, una parte femenina, otra masculina. Una parte que pone raíces y otra que se embarca en aventuras. Toda esta maravilla está en nosotros, toda esta verdad se manifiesta en nosotros.
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