Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
La felicidad es la sonrisa de alguien que se quiere en un ahora alucinado. Es una mirada que destella, a veces, desde lejos y llega a través de váyase a saber que medios. Es un aullido a la luna que rebota en las diez direcciones, o la vista en compañía impresencial del lucero más brillante en el firmamento mientras se anda con aquellos zapatos especiales y algo en la planta del pié nos une con la tierra. Es una llamada inopinada. Es un abrazo desde el corazón. Es una conversación a golpe de mensajes plenos de complicidad, intuiciones, asomos de locura: realidades de poetas. Es un estrechamiento en la garganta porque no se le ve o porque al querer sacar el conejo de la chistera no se le encuentra –a causa de eso llamado la razón-. Es la culpa que genera el humor que distorsiona las imágenes, y no abandona hace días ya a estos ojos.
La felicidad es la sonrisa de alguien que se quiere, en un ahora alucinado.
La felicidad es la sonrisa de alguien que se quiere, en un ahora alucinado.
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Si, es una cosa de locos, lo sabemos.
Si, es una cosa de locos, lo sabemos.
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