Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
Quienes acudieron de primeros al sentir el estruendo de algo que golpeó el suelo y se deshizo, se sorprendieron al ver una sonrisa entre sus labios y una mirada brillante en sus ojos abiertos, como las que solia exhibir en los raros momentos en que la alegría atravesó su ser. Cuando lo cubrieron con una sábana piadosa él, disimuladamente, hizo por lo bajo un gesto burlón antes de cambiarlo por uno de tristeza. "Quedó igualito a como era cuando vivía" fue el último comentario que escuchó y recordó mucho después en esos escasos rayos de consciencia, ya revestido con su nueva piel griso-parduzca mientras recorría, acosado por las urgencias del comer y del reproducirse, las alcantarillas.
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