La necesidad es madre del ingenio. La ciudad fue dejada sin agua quince días pero la mamamos de todos los barrancos. Removimos la piedra que cubría el hueco, levantamos tapas e imbornales y encontramos agua. No hubo temor ni vergüenza. Hicimos cola en el nacimiento cualquiera, mientras la loca del lugar se bañaba sus llamadas partes nobles. En toda la ciudad hay agua. Y gratis. ¿Porqué pagamos tanto por ella? El más ingenioso habilitó una canal con un pedazo de guadua, y alguien mejoró su idea adosando al lugar un pedazo de tubo con dos o tres salidas.
Incluso bajo las tumbas, en el cementerio, un nacimiento alimentó por varios días un barrio llamado Colombia. Nada mas apropiado, desde luego.
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