Notas de Madrugada

Luis Fernando Gutiérrez-Cardona



A F. Parra

Nuestra amistad no resistió el encuentro del no encuentro. Vivió del no encuentro del encuentro.

Te extraño. En las bajas noches cuando los colores impredecibles del atardecer surgen de fondo y los fantasmas de mi depresión o de mi excitacion rondan las ventanas.

Te extraño cuando la noche toma posesión y tu poesía es El Refugio de un Náufrago, o de un naufragio, pero tambien su costa y su salvación. 

 
Te extraño, alto o pequeño, elevado siempre, cuando en medias noches de locura rozamos los extremos de la existencia que se niega a existir más y un mensajero raudo salta de una montaña a otra. Asustado.

A sabiendas de la claridad de las advertencias del no-me-busques, del caos, del nunca hay que esperar algo de mí, del en cualquier momento por cualquier razón puedo dejar de estar pero si me dejas solo es posible que vuelva a buscarte cuando menos lo esperes, este barco abandonado al océano, que aguarda que la tormenta definitiva lo mande deshecho en pedacitos a la profundidad de donde no tuvo que haber salido, arroja un mensaje al mar y al viento.

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