Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
Anoche
vi a mi padre después de cinco años. Murió hace doce pero le vi en la puerta de mi habitación la noche en que murió mi
hermano. Me miraba serio y dijo con furia apenas contenida, porque seguramente soy
responsable de algo: tu hermano me está buscando y no es hora
todavía de que esté por aquí.
Anoche
le soñé. Parado en la parte alta de la escalera que bajaba a las
alcobas en esa casa de gran huerto, casa paterna. Miraba ensimismado
hacia el oriente, poco antes del amanecer, con su pielroja encendido. Silencioso. Severo. Inmóvil.
No
sé si mi padre fue feliz. Alguna vez se lo pregunté y me respondió
sin mucha convicción que si. Que dentro de lo posible si. Pero mi
visión es la de alguien que enajenó en forma total su existencia a
su mujer y el montón de hijos que tuvieron.
Cada vez me siento más
inclinado a imitar la silenciosa soledad que fue su vida entera.
Recuerdo sus manos firmes en las que algunas veces de niño jugaba
con sus venas. Estoy viejo y ha pasado suficiente tiempo como para
añorar a mi padre o para pretender nada de él. Estoy además
convencido de que más allá no hay nada. Trazamos juntos algún
propósito hoy olvidado y lo cumplimos medianamente bien.
Él
se paraba cada mañana y cada tarde en ese lugar, con su cigarrillo
encendido, con su cerebro encendido; luego tomaba su Quijote, o sus
novelas de Kazantzakis o de Pär Lagerkvist y se sumergía en su lectura un par de horas.
Escuchábamos radio, música clásica, y a veces buscábamos emisoras de onda corta. No
importaba si hacia frio o si llovía o si la noche, por excepción,
era estrellada. Creo que le gustaba tanto ver las constelaciones como los relámpagos, como la
lluvia, como las montañas casi siempre cubiertas de neblina, el vuelo de los gallinazos y el moverse de
las nubes. ¿Qué pasaría por su mente entonces?
¿Qué por la mía ahora?
Igual sigo mirando las estrellas, me emociona la luna y me paro a
verles formas a las nubes. Y encuentro maravillosos los relámpagos.
¿Qué
se hace al amor cuando se va? ¿De dónde viene el odio, cuando viene?
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