La luna iluminaba una conversacion extraña de asientos en la calle. Conversación de hombres, se supone, de tequilas y cuentos de pelotas, que de eso es que los hombres hablan. Me ausenté de ella para hablar con el viento. Estás elevado, observó un contertulio. Pero en realidad no podía estar más presente.
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