Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
Ayer fui en la tarde hasta la feria del libro. Caminé las pocas calles, que bullen de juventud y de colores, hasta la Universidad. La luz de la ciudad a esa hora, cuatro de la tarde, es cálida y de color dorado suave. Reverbera sobre los pavimentos. Recorrí la pequeña oferta, compré algunas cosas y regresé, por el otro lado, concentrado en los olores e intentando no mirar los rostros de la gente. Comercio desbocado, ventas de cerveza, chorizos en los andenes.
Los aires de esta ciudad eran limpios.
Olían a montañas.
Los vientos solían ser helados.
Ahora son calientes y huelen a comidas callejeras, a grasas reusadas hasta la fatiga. A berrinche. A contaminación.
§
No hay comentarios.:
Publicar un comentario