Se ha ido.

Luis Fernando Gutiérrez-Cardona

Se ha ido. Como siempre, se piensa: ¿volverá? Y, si lo hace, al volver: ¿será como antes? Mi madre decía que nada vuelve siendo igual. "Chocolate recalentado", lo llamaba, y agregaba: suele ser dañino.  Una vez pregunté al maestro Zen: ¿Maestro, todo vuelve? Me respondió con un bastonazo. Le había propuesto, sin saberlo, un koan. Pero uno: ¿será igual cuando regrese? 

A veces caminando en las páginas de los amigos encuentro que he compartido con ellos algún texto; es un instante de complicidad que eventualmente, demasiado eventualmente, merece respuesta o comentario. Veo entonces esos textos como cadáveres abandonados en bosques o en desiertos y corro a retirarlos porque hieden. O, mejor,  a rescatarlos para el olvido de mi propia soledad porque, pienso,  fueron hijos que dejé desamparados. 

Colonizador sin permiso, conquistador de alientos. Leer, escribir, son pecados solitarios que corren el riesgo de no ser perdonados si se los confiesa. ¿Qué derecho asiste al atormentado para llevar a otros su tormenta? La mayoría de mis amores los he amado sin que ellos lo sepan. Quienes lo han sabido han huido tal vez porque yo no soy amable. Alguno, como el conquistador, quemó las naves.

Espero que vuelva y volver a ver que ha vuelto. Qué ha vuelto.

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