Ayer, hoy y mañana. Todo es sine die. Salvo la muerte. Lo único real, lo fijo, lo definitivamente estable, es la muerte.
Tambien Cronos, hijo de Gea y Urano, fue depuesto de la cumbre de los Dioses. Zeus lo envió al Tártaro. Pero Zeus, !oh, por Zeus!, reina a su vez muy brevemente. Sus templos derribados por la fuerza o por Cronos. ¿Los ruegos dirigidos a Él, dónde se fueron? Le pudo un barbado furioso que se hizo ofrecer a su hijo en una cruz. Para salvar el género humano, según dicen. Pero lo sigue condenado.
Que extraño es todo eso. Cronos es el único y verdadero Dios. Aparte de el Sol, de La Luna y del Agua. Que de Xué y Chia depende la existencia. Conquistadores armados de cruces, sotanas, medialunas, enviaron estos dioses verdaderos reconocidos como tal por todas las culturas, al Tártaro, al Averno.
Somos muiscas vergonzantes, prestados a mitologías falsas y extrañas. De vez en cuando el Dios Papa, el Dios Cebolla, el Dios Maiz, se muestra y grita. Luego calla.
Conviene dejar de pensar.
Pero esta noche he resuelto el paradigma central del pensamiento occidental. El Pienso, luego existo, es falso. Pienso, luego NO existo, es lo correcto. Porque el que piensa no es uno, el que piensa es el otro subyacente.
Y he concluido que Pensar es no tener Sexo. Por eso tanto amargado desde Jesús y su Madre, la suya de él, que no tuvieron sexo, agrian la existencia de cientos de millones.
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