Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
La sinceridad brutal que algunos exhiben como la más notable de sus características personales, refleja más de quien la ejerce que de quien la sufre. Finalmente habla de lo que siente y es esa persona más que de lo que siente y es aquella o aquello a que se refiere. Lo demuestra la bajeza del lenguaje y las maneras. Lleva con frecuencia adosada una carga de veneno, envidia y acumulación de odio soterrado, disimulado previamente, gratuito y sorprendente. Acompañada del infinito orgullo que agrega al insulto la obligación de tenerles que quedar agradecidos.
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