Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
Nunca creas todo lo que escuchas.
Los lobos no son tan malos como los corderos.
— K. Rexroth
El hijo de Santos, el de López, el de Lleras,
el de Gaviria, el de Galán, el de Lara,
el de Cepeda, el padre de Uribe,
el hijo de Reyes Echandía y el de Cristo.
Sentados unos al lado de los otros
en el jardín de las delicias.
Odiándose, acusándose, mirándose.
Incitándo,
e incitándose drogados por el ego.
Y el hijo de su madre, el hijo de la suya,
y su madre y la suya...
el hijo de su padre, el padre de sus hijos,
sus hermanos,
todos tal por cual descualqueriados
los muertos de los unos, los muertos de los otros.
Los de nadie son suyos, los suyos son de nadie.
Los campesinos, los soldados.
los ciudadanos de cualquier lugar
los secuestrados, los desaparecidos
los pasajeros de un vuelo a la eternidad.
Los seres humanos.
Pero siguen los mismos.
Atizando
¡Atizándose!
¡Tus amigos! grita,
Y de los tuyos ¿qué?
¿Dónde están los ángeles?
Cada Bojayá tiene su Salado,
cada fusil su contrafusil.
Y el dinero.
Y el poder
Y los que lanzan gasolina al fuego.
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