Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
Hay quienes,no importa qué les des,también quieren la luna.
D. Levertov
El mundo está hecho de la naturaleza del cambio. Nada permanece estático. Todo se mueve. Uno pasa por ahí y ve gente sola y ve gente acompañada. Ve gente ocupada y gente que no lo está. Gente que espera, gente que culpa sin culparse. Gente que elige. 'Felices los felices' clama Borges: 'Desdichado el que llora, porque ya tiene el hábito miserable del llanto'.
Se habla libremente. Sin calcular ni medir pues no se suponen peligro ni rechazo. Causarse daño no entra en ningún cálculo. Todo pertenece a la más rigurosa privacidad y es confidencial incluso para sí mismos: la felicidad no admite memoria. Los recuerdos lastiman, todos ellos.
Se acumula. Un dia, desde la ira, se hace una relación detallada. Se construye el rechazo y se asienta: no me gustan su música, sus libros, sus intereses, sus historias, sus palabras, su vía. Con una larga relación de 'no me importa' se bloquea la ruta. Es normal. Cada uno es cada uno y se ubica a distancia sideral del otro. Hay entonces que abrevar en inclinaciones y vivencias propias y cercanas con seres compatibles, compartir y encontrar como construir lo mutuo.
De llegada, con el camino a la espalda, la vida hace a unos al lado. De salida, con el camino al frente, otros han de andarlo sin anclarse a un pasado aún muy breve. Fijarse metas, perseguir objetivos y que los dioses benevolentes acompañen el ser.
El corazón agradecido conservará las trazas en su parte más elevada.
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