Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
Uno no envejece.
Se precipita en la vejez.
Se aproxima al acantilado y cae.
Irremediablemente.
Velozmente.
Algunos, los más melancólicos, somos conscientes de ello.
Otros, afortunados y mayoría,
dicen alcanzarla.
Es ella la que alcanza.
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