Yo con perogrullo digo que la vida es instantes. Que es el lugar común de las tristezas y de las alegrías. Que hay que sobreponerse pero también hay que aceptar. Que estamos hechos de la naturaleza de envejecer, de enfermar y de morir. Que hay cosas que podemos hacer y otras que no. Que no está en nuestras manos solucionarlo todo y que una vez se hacen los esfuerzos que correspondan, muchas cosas quedan en manos del destino. O de Dios, si así se quiere. Que ninguna persona es capaz de tener todo su tiempo, de tener toda su mente y de tener todo su corazón concentrado en el problema que no puede arreglar, pues enloquecerá. Mucho o poco, pero enloquecerá. Y que no hay que buscar un problema al día para creerse vivo: mejor una alegría para estarlo. Que nos rodean diferentes clases de personas y todas ellas esperan algo de nosotros. Que algunas nos quieren más que otras, que hay quien no nos quiera, que nos aman aunque no parezca, y que sufren por nosotros a gritos o en silencio. Que nos envidian. Que somos seres humanos no meras personas y jamás objetos. Que no hay que atravesarse en la existencia porque ello será inútil: atardecerá y amanecerá indefectiblemente, sin que medie nada para ello. Que hay algunos que son más fuertes que otros y hay que tener inteligencia para tirar la cuerda si no quiere rompérsela. Que hay que abrir espacio a la locura para poder mantener un poco de cordura pudiendo diferenciar una de otra si es que hay tal diferencia. Que es bueno abstenerse de decir o responder si no supera la prueba de Sócrates: ¿es verdad? ¿es útil? ¿es bueno?
Eso digo yo. Y dice perogrullo.
.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario