Notas

Luis Fernando Gutiérrez-Cardona

He visto catedrales en Holanda convertidas en bares, en librerías o, sin más, abandonadas. He visto esas estructuras en los campos de Inglaterra, apenas armazones desoladas que vienen desde los tiempos de Enrique VIII. No por ello se ha acabado occidente. Se acabará por la invasión del fanatismo islámico que sí se conserva, se alimenta y se impone a la fuerza. O convertir al infiel o matarlo es la consigna.

El hombre no necesita de religiones pero el poder si. Soy cristiano ancestral, no soy creyente. Pero me siento más cómodo no yendo a misa porque no me da la gana, que sometido por ayatolás o cosas de esas a sus creencias que, por ser, son al menos tan absurdas como las inscritas en mi código genético. Con la diferencia de que de éstas si puedo burlarme en privado y también en público.

Los fieles somos cada vez menos fieles simplemente porque podemos dejar de serlo sin que pase nada. Pero los infieles son cada vez más fieles porque tienen que serlo a riesgo de su vida o de su vida eterna; y cada vez son más feroces.

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