Epicuro

"Haec, inquit, ego non multis, sed tibi; satis enim magnum alter alteri theatrum sumus. "
Epicuro

"Cerca de mi no hay más que lejanias."
Antonio Porchia

enero 18, 2015

Conquista





Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
Es curioso. En Colombia nos enseñaron a admirar los conquistadores, se nos impulsó a quererlos. En la historia de colegio, Robledo, Belalcázar, Jiménez de Quesada, Ojeda, Rodrigo de Bastidas, Nuñez de Balboa -decapitado por Pedrarias Dávila, su suegro- y por extensión Pizarro, que pasó por aquí, y Cortés que quiso pasar pero no pudo, son héroes y santos. Hay estatuas que los glorifican, pueblos y avenidas con su nombre -el nombre Colombia es un homenaje a Colón- etc. Pero uno rasguña un poco en la historia y comienza a enterarse de sus miserias.

Los pocos indígenas que los enfrentaron, la Gaitana y algunos más, los caribes y quizás los pijaos, porque aquí no hubo grandes guerras y si las hubo las escondieron, apenas merecen una mención al paso como rebeldes.

En una ocasión, casi niño, hice una exposición para la izada de bandera -lo que era un honor que se ganaba- en la que me atreví a contar los procedimientos de los españoles con sus perros matahombres, a mencionar que eran sospechosos, que Pizarro engordaba cerdos antes de venir, que Cortés y Balboa eran de orígen no muy claro y que solo algunos conquistadores podian leer y escribir. Que los más eran malandrines, ambiciosos, codiciosos y bandidos cazadores de fortuna liberados de las cárceles para no tener que alimentarlos más. Mencioné a Pedro de Añaszco que quemó vivo al hijo de La Gaitana, Cacica de Timaná y lo que le hicieron a él los indios, en justicia, luego. (
"Ordenó Añazco ejecutar a éste, en castigo que sirviese de escarmiento a todos los demás, para que se sometieran; y sorprendiéndole a media noche en su casa lo hizo traer cautivo a su campamento, donde sin consideración a los lamentos y desesperación de su anciana madre, lo mandó quemar vivo en presencia de ésta"). El director del grupo trató de enmendar mi escrito y lo hizo entregándome su versión corregida, pero en último momento leí frente al Colegio la mía y por poco me expulsan.

Los restos de Cortés están en una iglesia anodina y no parece que nadie se preocupe mucho por ellos. La conquista española será siempre materia de enconada controversia. Pero es mejor uno mismo a través de sus lecturas formarse sus propios -e innecesarios hasta cierto punto- juicios. Se conquistó en nombre de la religión y por el oro que al fin de cuentas dicen que empobreció más que enriqueció a España. Lo cierto es que con la cruz y la lengua nos trajeron los piojos, las pulgas, la viruela, la disentería, el cólera y los gonococos. También el trigo, el arroz, las vacas, las ratas y lo que viene con ellas, las malas artes, la inquisición, las trampas y las gallinas. A cambio de lo cual tomaron los indios, las indias, las guacamayas, el tabaco, el cacao, el caucho, las papas, el maíz, los tomates, el oro y la plata.


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