Notas

Su filosofía política al respecto es sencilla: si quiere vivir en este país cumpla las leyes de este país entre ellas la más elemental, sea un inmigrante legal. Por ponerle pimienta a la salsa le anotó que los supermercados están llenos de personas que visten sus ropas hindúes y mujeres con sus velos. Que en mi opinión a tierra que fueres haz lo que vieres: jeanes y chancletas. Matiza un poco. Para ponerle más picante lo llamo Andres Dónald Estrada Trumph, nos da mucha risa y nos vamos a recorrer el centro de Houston, sus rascacielos y sus parques de agua... De gente casi toda negra con sus niños. Caminamos algunas cuadras, entramos a la catedral moderna e impresionante en la que dicen misa en ingles, en castellano y en vietnamés. El metro de superficie, vacío de pasajeros, completamente amistoso con la ciudad y con el medio, transita silencioso. Almorzamos pizza en Dominós y cogemos el carro. Vamos por las autopistas elevadas a recorrer The Woodlands, una comunidad vecina donde está su sitio de trabajo. Aquí los negros son menos y las chicas son como de película en su vestidos de verano. Bajamos a tomar un café en una terraza y a ver el desfile de carros... igual pasa un Nissan que un Ferrari o un Lamborghini con su motor ronroneante. Los edificios de oficinas están entre lagos y arboledas, flores, mucho verde y calles perfectas con semáforos en todas partes. Y unas mansiones enormes. El calor apenas cede mientras vemos ponerse el sol. Al llegar a casa ponemos la televisión que muestra un drama juvenil de amor y violencia, escojo mi libro y dejo que llegue el sueño.