Epicuro

"Haec, inquit, ego non multis, sed tibi; satis enim magnum alter alteri theatrum sumus. "
Epicuro

"Cerca de mi no hay más que lejanias."
Antonio Porchia

octubre 12, 2015

De cierto se...


Luis Fernando Gutièrrez-Cardona

De cierto se que siete días sin amor también son una semana. Que treinta hacen un mes y que un año sin amor también tiene trescientos sesenta y cinco días. Se que puedo llorar frente a un Guayasamin y cómo se acelera el corazón mirando un Rembrandt. He querido lanzarme al estrecho del río grande de la Magdalena y unirme a él pereciendo entre sus rocas. Y volar desde Sandia Peak. Se me ha sobrecogido el corazón en el Alto de Lavapatas igual que en el Gran Cañón y en el del Río  Chicamocha. He dormido en el Nevado del Ruiz con la muerte dulce en perspectiva porque he amado la muerte desde que me entendí vivo. La muerte mía no la ajena. He recorrido con ellos en mente la tierra de los indios Navajo y caminado por el Gran Macizo Colombiano. He visto la oscuridad iluminada por la vía láctea en el desierto de la Tatacoa y también millones de luces artificiales en el de Nevada. He visto moverse las constelaciones en la Alta Guajira y nadado desnudo en el mar de Providencia, en el del Parque Tayrona y en todos los que he estado. Me consta lo bello e inmenso que es el Oceano Pacífico. He visto mundo, el que me enseñó mi padre en la sencillez de una flor de batatilla o en la contemplación inmóvil durante horas de una araña tejiendo su red. Me he bañado en los ríos y quebradas de mi tierra. Olí el aroma del café recién recolectado, de su lavado, su beneficio y lo sequé en los patios y los techos que se abrían. Arrié el caballo que daba vueltas al mayal en el trapiche del abuelo. Vi los campesinos olorosos a tierra sacar panela, la comí caliente y me hicieron un alfandoque solo para mí.

Y he visto las glorias y tristezas de la especie humana. Y las propias. He amado más de lo que a mí, pero no es culpa de otros.

Se que veinticuatro horas sin amor, hacen un día y sesenta minutos una hora.

Vivo la eternidad de mis primeros sesenta segundos de ti, sumidos en los últimos sesenta.

Porque el desamar es más pleno, mucho más, que el amar.

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