Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
El viaje se va llevado por el río
—Poema Japonés
Mañana de domingo, horas que reservo a escuchar música clásica no importa su época, su forma, su autor. Tiempo en que de tiempo en tiempo rindo homenaje a la nostalgia, al recuerdo de personas, de eventos, de sabores, de olores...
No es necesario que pasen años para que el pasado sea pasado, ni días para el olvido. Ni es indispensable: basta creerse olvidado para estarlo.
Un instante y ya fue. Los olores en la cocina familiar, el delantal de flores de mi madre, los firmes brazos de mi padre... El amanecer sobre el cerro tutelar de la infancia. Ciertas voces.
Después tu. Tus manos enredadas en mi pelo, tus abrazos no por escasos menos tiernos. Los primeros te quiero y también los últimos parecen las notas infinitas pero ordenadas de un concierto de piano.
Quizás estés ahí. Quizás prefieras no estar. Yo te miro desde lejos sin que estés. Alguien nos enseñó la palabra hogar, nos lo mostró y nos hizo sentir su calor. Nos sugirió cuidarlo. Aunque se abandone el nido siempre hay uno al que nos lleva el corazón.
Hubo unos labios que besaron mi frente. Y unos que tomaron los labios míos y mi cuerpo todo. Así como unas manos arrullaron mi cuna, otras exploraron mi cuerpo, anhelantes, ansiosas. Alguien me anduvo y me amuvo.
Alguien me olvidó. Me hizo olvido. Mientras, me mira el perro preocupado.
Con razón dijo Mozart que la música está en los silencios.
lfg-c©
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