La terna para Fiscal de la Nación no está mal a la luz
del régimen. Lo que ha pasado es que, una vez nombrado, el designado sufre un
profundo cambio producto del poder omnímodo que adquiere y se enloquece: disposición
sobre la vida de enemigos y de amigos, ajustes de cuentas propias y ajenas,
presupuesto ilimitado, posibilidad de contratar a quien quiera y por la plata
que quiera, miles de puestos a disposición. Prebendas para los amigos, las
amigas —y l@s amig@s—. Control del ejecutivo, del legislativo y del judicial.
Posibilidad de establecer un régimen del terror. Intocable por la Contraloría,
la Procuraduría y tantas 'ïas' como en este país existen. Inimputabilidad penal y
administrativa. Todo eso los desequilibra y escapan luego a la mejor embajada disponible que es cualquiera según los secretos que se lleve y su poder soterrado de extorsionar con ellos. De trabajo nada: los grandes crímenes siguen ahi engavetados.
El bufete de Martínez, que ha estado siempre en la puerta
giratoria entre lo privado y lo público, profesionalmente atiende los intereses
de los grandes grupos económicos. Reyes, hijo del inmolado Presidente de la
Corte Suprema Alfonso Reyes Echandía, con un perfil más bajo, tuvo la
honestidad intelectual y real de cerrar su oficina de abogado al entrar a un
ministerio. El otro la dejó abierta y cuando cambiaron los vientos
renunció al superministerio de la presidencia para retomarla, y vuelve porque sí. La palabra del
diccionario para esto es "garoso" "1. adj. Col. Hambrón,
comilón."
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