Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
Los antiguos griegos servían el vino en una sola copa que pasaba de mano en mano. Quisiera compartir así contigo. Que fuera un solo café al amanecer, y en la noche el vino un solo trago siendo copa tu boca. Igual un mismo aire tomado en un aliento unido, acompasado. Una única transpiración, un solo cuerpo, con los pies en los hombros y tan solo una mirada de locura y desordene. Me parece. Hagámoslo. Si dices que no, lo tomaré por un si. ¿Qué dices? Pero no me hagas rogar, así no vale.
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