Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
Encontrarnos otra vez en la mitad de la noche,
saberse cerca tocando en la ventana tal cual eres pequeño grillo mensajero, hizo saltar el ser.
'Porque estoy en tu ciudad y te recuerdo sin nostalgia'.
Nuestra conversación jamás terminó. Fue abandonada con esos portazos que
se usan, que bien pueden tumbar el edificio, sí, pero que al
hacer desaparecer la puerta la convierten en una aún más grande. 'La primera idea en esta ciudad eres tu', se lamentó.
Recordar sin nostalgia es no hacerlo. Recordar con ella es, por fuerza, redundante.
Habitante de la parte más alta de mi corazón, yo lo soy de alguna de su mente, la más amarga, agria y dulce al tiempo.
Quizás considere, le dije sabiéndolo imposible, desayunar con este viejo, solitario y depreciado
habitante de los vientos. Tu y yo. Nunca y siempre.
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