Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
Recuerdo que me enseñaste a Alejandra. A veces te amé por ello, a veces por ello no te amé. Persisto en ser la mula atravesada en el camino entre tu y aquello a lo que llamas amor. Terco alimento de una depresión negra, negra y profunda rodeada de insultos innecesarios. De malas palabras y simbologías extremas dirigidas, calculadas, bien pensadas y certeras cuya utilidad se verá cuando mis hermanos pasen a recoger los restos. Peligrosa Alejandra a quien se puede amar porque bien puede no amársela. Un día la encontraron muerta 'debajo de su sombra'. La mía, aun erguida, resiste mientras consigue hacerse a un lado. Hecho lo cual no tendrá que estarlo más.Ven a vivir conmigo. Tendremos todos los libros de poesía que existen en el mundo. Toda la música. Todos los alcoholes que arden en los ojos y corroen el odio. Nos embriagaremos hasta oscilar como seres de una materia fosforescente, y diremos tantos poemas que nuestras lenguas se incendiarán como rosas.
— Alejandra Pizarnik.
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