Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
Es divertida la sensación de desaparecerse del universo. Esa soledad absoluta, ese silencio inconsciente que llega en un milisegundo. Dejar de importar y de importarse en serio. Despertar, con un bache de minutos, normal, como si nada. Alerta. Consciente de todo y sin que se haya borrado un solo archivo, salvo el de un tiempo que no existió. No es lo mismo que estar dormido. Es más profundo. No es uno, es un montón de carne inane, absurdo. La verdadera nada.
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