Este es un mundo surrealista en que vivimos flotando en un
cubo transparente ninguna de cuyas seis caras existe; pero el cajón, como caja
de resonancia, sí. El dialogante es único e interactúa con su propio eco. Actor
y espectador, hace memorables interpretaciones para sí mismo que se refleja, y que
la galería aplaude clamorosa con una mano mientras la otra se estira
mendicante. El cubo es impenetrable; otros cubos, muchos cubos, le acompañan
como amigos en una deriva obtusa. "No hablo con desconocidos" me dijeron hace poco y pensé ¿quién conoce a quién? ¿No es necesario haber sido
desconocido para pasar a conocido?
Si me mandara un mensaje a mí mismo tendría
que rechazarlo porque tengo a mucha honra el no conocerme. Y si me conociese,
con mayor razón.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario