Solía pedirle que abriera los ojos y deslizar, mirada contra mirada, labios contra labios, una pregunta: ¿quién te quiere? Tú, respondía. Y el cielo se abria en infinidad de colores y el corazòn dolia de felicidad. Y cerrábamos los ojos otra vez mientras nos ahogaba nuestro mismo aliento.
Solía ser asi.
*
No hay comentarios.:
Publicar un comentario