Puedes decir la cosa más maravillosa. Tener el gesto más
amable y más difícil de entender de otra forma. Poner tu mejor sonrisa,
tu mejor actitud y tener las mejores intenciones, pero siempre topar con quien retuerza ello y siempre saque a relucir la sospecha y el pasado que guarda en un baúl que lleva en la espalda no importa lo que pese, del que nada se cae, del que nada se abandona, del que nada se va. Del que no se olvida nada no importa que tan poco aplique al momento, no importa que tanto hiera porque, según ellos, la exclusividad de las
heridas les pertenece. No importa su ego, su frialdad la disimulan como víctimas. Ellos son seres angelicales a los que todo les ha ocurrido por la maldad de otros, y a nadie han hecho nada. Uno duda de su condición de humanos, tanto como refuerza la propia, es decir la imperfecta que no aceptan. La leve lluvia de hoy se compara con la gran
tormenta de hace siglos y la presagia. Queda uno sin argumentos pues ninguno es
válido y todos darán pie a tomar algo nuevo de lo que se reserva para zaherir,
para atormentar, para atormentarse. No hay escapatoria diferente de huir hacia dentro llevándose su gesto, su sonrisa, su actitud, su regalo y el pensamiento imposible de ejecutar de no volver a cometer el error. O de colgar el gorro.
Bien dijo Buda:
“Hubo una vez un hombre que fue herido por una flecha
envenenada. Sus familiares y amigos le querían procurar un médico, pero el
hombre enfermo se negaba, diciendo que antes quería saber el nombre del hombre
que lo había herido, la casta a la que pertenecía y su lugar de origen. Quería
saber también si este hombre era alto, fuerte, tenía la tez clara u oscura y
también requería saber con qué tipo de arco le había disparado, y si la cuerda
del arco estaba hecha de bambú, de cáñamo o de seda. Decía que quería saber si
la pluma de la flecha provenía de un halcón, de un buitre o de un pavo real...
Y preguntándose si el arco que había sido usado para dispararle era un arco
común, uno curvo o uno de adelfa y todo tipo de información similar, el hombre
murió sin saber las respuestas."
Y bien dice quien comenta:
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