Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
15 de junio de 2017. Ni en mis sueños de más largo plazo, ni en la peor y mayor de mis pesadillas, bajo ninguna razón o circunstancia pensé llegar a esta fecha tan lejana de una meta que tenía el 2000 como límite extremo e inalcanzable en sí mismo. Nada ha agregado a mi vida el exceso, ni he agregado nada a ella. Qué enorme desperdicio de recursos, tanta agua y oxigeno derrochados. Nada presagia que se detengan sobrante ni consumo. Aquí estoy 15 de junio de 2017 diciéndote que te desprecio. Que no hay -a pesar de los ruegos o por ellos- con quien hacer tibia una tarde helada ni salir a comer y tomarse lentamente una botella de vino tinto hablando cosas bellas, girándolo en la copa, oliéndose, mirándose a los ojos. O beber en silencio dos o tres hasta quedar ebrio, inconsciente, solamente por darle en la jeta a la vida, para caer ido y burlarse de ella mientras otros al ver dicen que estoy muerto de la perra. Y regresar de ese estado y mirarla de nuevo y decirle: ¡boba, aquí sigo!
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