Tengo ganas de amarte. De meterme entre tus brazos, de meterte entre los míos. Tengo ganas de quererte pie por pie, dedo por dedo, centímetro a centímetro. Tomarte de las manos y caer con tus labios en los míos. Pegarme de tu espalda y de tu pecho, absorberme en ti, absorbernos. Tomarnos curva y contracurva sin atender señales de pare y sin prevenciones. Ir por los valles y las cimas, recorrerte pliegue a pliegue. Plano por plano. Montaña por montaña. Detenerme a mirarte con los ojos abiertos y cerrados. Vivirnos o morirnos con la piel, con la vista, el olfato, el gusto y el oído. Con el cerebro. Concerebrarlo. Navegar sobre tu cuerpo como el aire y como el mar, brisas, huracanes, quietud y oleadas. Sin afanes. Sin tiempo. Con la certeza de un ahora cósmico.
Tengo ganas de ti. Tengo que amarte.
Es que mi mente a veces consigue darse cuenta real que es un agujero negro. Y hace el amor con desearlo.
Me gusta mirar a donde vives.
lfg-c©
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