[Y sin un día tu, tranquilamente, tranquila mente, me dices sin más por qué me amaste. Si recuerdas sin más ese instante de ojos, y de manos. Ese primero y tantos besos. Aquellas tardes de te, de caminadas, de cine, de sonrisas, de lluvia, de fervor. Si, mente tranquila, tranquilamente, miramos un lucero en silencio siendo de nuevo, siendo y haciendo, con él, solo de tres el universo. Y si me dices, me señalas, tus deseos más recónditos, tus más secretas ansias, seremos lo que fuimos siendo siendo otra vez pues no dejo de serlo, y tomaré tu cuerpo y seré tú alma sin miedo. Tranquila mente. Silenciosa mente.]
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