Epicuro

"Haec, inquit, ego non multis, sed tibi; satis enim magnum alter alteri theatrum sumus. "
Epicuro

"Cerca de mi no hay más que lejanias."
Antonio Porchia

diciembre 04, 2024

Palabras

 

ACCIÓN DE GRACIAS

 

Señor, nos reunimos en la Eucaristía para celebrar y agradecer por nuestros compañeros y amigos y dar las gracias porque nos has acompañado. Celebramos y agradecemos la vida de nuestro querido Mario Márquez García.

Reflexionamos sobre el regalo de la amistad. Ese lazo profundo que trasciende las barreras del tiempo y la distancia, que nos une en la alegría y en la tristeza, en los momentos de triunfo y en los desafíos.

La verdadera amistad se basa en la confianza, el respeto y la comprensión mutua. Es un vínculo que no se exige, sino que se ofrece libremente. En una auténtica amistad, compartimos esperanzas y sueños, miedos y alegrías, sabiendo que somos comprendidos y apoyados sin juicio.

Recordemos, siguiendo a Aristóteles, que:  "La amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas". Valoramos a nuestros amigos como tesoros inestimables, dignos de nuestro cuidado y dedicación.

Pidamos a Dios que nos conceda la gracia de ser verdaderos amigos, sinceros y generosos, y que nos rodee de personas que nos ayuden a crecer y a ser mejores cada día. Que aprendamos a nutrir nuestras amistades con amor y respeto, y que seamos fuente de luz y apoyo para quienes nos rodean.

Mario me recuerda este pasaje del Evangelio. Y me lo recuerda porque regentaba la tienda donde nos abalanzábamos a coger de las canastas los panes que llegaban a la hora del recreo.  Me temo que muchos no pagamos -yo en todo caso no-  lo que tomamos, pero para él lo que dijera estaba bien cuando pasaba a pagarle lo que le debía.

Gracias Mario por tu persona y por tu ejemplo.

Que Jesús nos siente alrededor de su mesa y dejemos que Él nos enseñe:

Mateo 14:13-21

«Jesús da de comer a mucha gente

 Cuando Jesús oyó lo que le habían hecho a Juan el Bautista, subió a una barca y se fue a donde pudiera estar solo. Cuando la gente de los pueblos cercanos supo que Jesús se iba, lo siguió por tierra.

Jesús bajó de la barca y vio que allí había una gran cantidad de gente. Entonces tuvo compasión de ellos y sanó a todos los que estaban enfermos.

 Cuando ya empezaba a atardecer, los discípulos se acercaron a Jesús y le dijeron:

—Éste es un lugar solitario, y se está haciendo tarde. Dile a la gente que se vaya a los pueblos y compre su comida.

Jesús les contestó:

—No tienen que irse. Denles ustedes de comer.

Los discípulos respondieron:

—Pero no tenemos más que cinco panes y dos pescados.

 Jesús les dijo:

—Tráiganlos aquí.

Luego de ordenar que la gente se sentara sobre la hierba, Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados, miró al cielo y dio gracias a Dios. Después partió los panes y se los dio a los discípulos, para que ellos los repartieran a la gente.

 Todos comieron hasta quedar satisfechos. Y cuando los discípulos recogieron los pedazos que sobraron, llenaron doce canastas.  Los que comieron fueron como cinco mil hombres, además de las mujeres y los niños.»

  



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