Dijo no tener que entender ni explicar nada. Ya había llegado el fin, ya estaba ahi. Y si la puerta, tras los portazos, se abrió un par de veces más, tuvo que ser por la presión de la tormenta misma. Cuando los vientos huracanados pasaron, su tranca quedó firme. A la larga las murallas no resisten los arietes pero mientras no se las ataca se mantienen, aunque la erosión bien puede irlas deshaciendo. Así el amor y su compañero inseparable: el interés.
El amor es poderoso, pero frágil; el interés motivador, pero efímero. Resistir es tan importante como saber dejar ir. La calma es deseable, pero también lo es saber cuándo actuar para hacer o para no hacer.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario