Este año en familia hemos sido visitados insistentemente por la dama pálida... Ayer, porque el tiempo no se detiene, celebrábamos el cumpleaños de A. -cuyo padre también pasó hace una semana- y más o menos hice un brindis así: "Es inevitable no mencionar en este momento a quienes partieron. Pero no vamos a brindar -en primera instancia- por los muertos, sino por la vida de quienes murieron: por lo que aportaron a nuestra existencia, desde crearla, hasta mantenerla y darle soporte- pero también por lo que nosotros aportamos a la de ellos en cariño, en atención, en compañía. No diré "¡salud!", por ellos, porque es obviamente inapropiado. … Y en segunda instancia brindemos por lo que celebramos: la vida. Esa que medimos en años. Esa que nos llena de satisfacciones que no agradecemos lo suficiente y que eludimos para considerar principalmente los contratiempos; somos privilegiados y nos olvidamos de ello. Así que, por la vida, ¡salud!"
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