Notas de Aire

Luis Fernando Gutiérrez-Cardona

Tomo un libraco de ese grupo que tengo, tan escuálido que no puede llamarse biblioteca. Es uno del legado de Alvaro en su mudanza. Un Sentido de la Vida de Antoine de Saint-Exupéry. Son las seis de la mañana y la luz del sol ilumina las páginas que van pasando. De pronto observo que las letras me sonrien desde su fondo ahora amarillento. Les sonrió a mi vez y me pregunto porque lo hacen. Se me ocurre ir a la página en que se pone el año en que fué hecho. Julio de 1964. Calculo que estas letras no habrán visto la luz al menos en cuarenta años. Por ello me sonríen. También porque vieron mi sonrisa al descubrirlas. Pocas hojas recorridas y un cúmulo de frases pugnan por un espacio en este disco duro ya un poco saturado:

- En las ciudades se olvida lo que es el hombre. Éste está reducido a su función: cartero, vendedor, vecino que incomoda.

- Sin embargo, hay que buscar el drama para descubrirlo. Puesto que se representa con más frecuencia no en el mundo visible, sino en la conciencia de los hombres.

- Es realmente milagro de la especie humana el que no haya dolor ni pasión que no irradie y no tome una importancia universal.

- Desde su desván, un hombre que albergue un deseo lo suficientemente fuerte, puede prender fuego bajo el mundo.

Me detengo, dejo abierto el libro para que sus letras gocen de la luz que por tanto tiempo se les negó. Y del calor que no se les dio. Se que al retomarlo, me darán una cosa. Y la otra.

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