Nunca he regalado flores. Alguna vez de osado si, unas de plástico. Las vieron divinas y las regaron hasta que un día, pobre de mí, entraron en sospechas.
¿A quién se le ocurre arrancar una flor para llevársela como prueba de amor a alguien?
Si solo la expresión "arrancar" es, de por si, violenta ¿cómo se demuestra amor con algo vivo que ha sido "arrancado", "cortado", "transportado" "empacado" "manipulado" y, finalmente, "cobrado" y "pagado"?.
Y que terminará, ¡ay!, maloliente, en un tarro de basura?
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