Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
Te marchas sin irte, ahí te veo.
No me atrevo a hablarte y tú
no se si no te atrevas.
Porque ahí estás.
Y no nos atrevemos.
Si abrieras solamente la ventana
y pusieras tres puntos suspensivos
comprendería que quieres conversar
palabras y silencios.
Pues tus silencios retumban: caballería celestial a veces
a veces música. Roce de ángeles.
A veces silbido de serpiente.
Pues mis palabras: palabras son con vocación de viento.
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