Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
Al reventar el alba del día que me quieras,
tendrán todos los tréboles cuatro hojas agoreras
Amado Nervo
Si mi mano encontrara
un pequeño espacio de piel,
un resquicio en tu ropa,
¿podría simplemente deslizarse por él,
ampliarlo,
y hacerse piel en piel,
a la distancia en que se siente
la piel,
apenas sin tocarse?
Digo.
Con ello bastaría
(por ahora)
§
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