Epicuro

"Haec, inquit, ego non multis, sed tibi; satis enim magnum alter alteri theatrum sumus. "
Epicuro

"Cerca de mi no hay más que lejanias."
Antonio Porchia

noviembre 30, 2009

Por encima de todo no soy su enemigo.


(Un escrito a cuatro manos, para intentar sobreponerse al desconcierto)


Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
Felipe Parra


No soy su amigo. Soy su hijo y soy su hermano. Su compañero de clase o de trabajo. Soy el otro. Pero por encima de todo no soy su enemigo. Ni usted es el mio.

Ni ángel ni embustero, ni una muestra de un cirquero. Soy un hombre y soy un niño. Soy un muerto en desprestigio.

Empecemos por lo simple: no me pedí venir a este mundo. Para ser justos tampoco nadie se lo ha pedido. No escogí –nadie tampoco- los materiales de que estoy hecho. Nadie podía saber, pero yo menos que nadie, cual sería el resultado. Lo que surgió y no podía ser de otra manera, es un ser humano. Humano, demasiado humano.

No sé si pude elegir aquello que quería ser. Siempre preguntaban los adultos ¿qué quiere ser cuando grande? Y pasaba horas contando la forma en que viajaría fuera del espacio o ayudaría a los animales o como cuidaría de los enfermos. No sé tampoco si ellos pensaron alguna vez que lo que hacían y me hacían influenciaría bastante la forma en que crecería, en la que pensaría. Somos todos unos universos. Cada quien con sus experiencias, con sus recuerdos, con sus miedos. Cada quien tiene su color que a pesar de que pueda ser muy parecido al suyo, jamás será igual, jamás.

Fritz Perls dijo:

Yo soy Yo
Tú eres Tú.
Yo no estoy en este mundo para cumplir tus expectativas
Tú no estás en este mundo para cumplir las mías.
Tú eres Tú
Yo soy Yo.
Si en algún momento o en algún punto nos encontramos
Será maravilloso
Si no, no puede remediarse.
Falto de amor a Mí mismo
Cuando en el intento de complacerte me traiciono.
Falto de amor a Ti
Cuando intento que seas como yo quiero
En vez de aceptarte como realmente eres.
Tú eres Tú y Yo soy Yo.

Y todos juntos somos uno con un gran desorden de múltiple personalidad.

El que esté libre de pecado que arroje la primera piedra dijo aquel.

No es justo –y no saben cómo duele- que exijan que ande por la vida pidiendo perdón.

No hace falta meter a Dios en el asunto porque los argumentos que pretendan utilizarlo para justificar cualquier hecho, también valdrían para hacerlo responsable del mismo.

Nadie anda echándole la culpa a Dios del gen que lo hizo más o menos hermoso, más o menos alto, más o menos inteligente, más o menos cabezón o más o menos narizón. ¿Por qué entonces sí del gen que lo hizo o no lo hizo más o menos macho, más o menos “normal", más o menos sensible o depresible? ¿Anda la gente disculpándose de tener orejas grandes?

Superemos ese punto.

Y superemos otro:

No existe la fórmula de la normalidad. ¿O si? Es muy fácil para los “normales” decir “yo soy normal ¿por qué no lo eres tú?”. Pero es que uno no se escogió estos ojos: le tocaron. Sin embargo, si quiere que diga que usted es perfecto se lo diré: ¡perfecto! Y en paz.

"Ahora tenemos máquinas que revelan datos y que dicen vainas. Máquinas que dicen que eres un error" enrostras. ¿Y qué con que lo sea? ¿No quedamos en que soy un ser humano? ¿No es todo acaso, o puede serlo, un error? ¿El hígado que falla, el páncreas, el corazón?

¿Se puede agregar ese supuesto gen que ni siquiera es uno completo sino medio según afirmas, y arreglar la cosa? Si es así patenten la fórmula y háganse ricos: de cada diez uno es cliente potencial. La imperfección es de lo más corriente.

Estoy cansado de que juzguen las cosas. No me gusta pensar que tengo que dejar de ser lo que mi cabeza quiere que sea porque la gente es incapaz de entender la felicidad diferente.

Si supieran que soy la persona más amargada del planeta casi el 80% del tiempo, se darían cuenta que ese 5% en que estoy bailando y cantando, es el extremo necesario a ese extremo mío de andar putérico 24/7 (24 horas al día, 7 días a la semana).

Y podríamos decir "quedemos de acuerdo en que no estamos de acuerdo." Pero es que eso no es el sentido del vivir. Debemos estar felices, la vida es única y muy corta. ¿Para qué amargarse o amargar a otros? Hay que tener fe en que importa si verdaderamente importa. En que habrá cosas que a la gente no les guste de otros y de que también somos gente. Eso forma parte de la diversidad. Habrá otros que en cambio sí prefieran, si les guste o no les moleste.

Es tener fe en que por lo menos, si por eso lo matan, vivió feliz hasta antes de que lo mataran. Si nos hace felices ver a otro feliz ¿por qué "sacrificarse" uno mismo o "sacrificarlo a él" (o a ella)? ¿Por qué ignorar su disgusto, o inhibir a esa persona el hacer lo que quiera? Si sabemos que no somos iguales, si sabemos que cada quien tiene sus cosas y cada loco con su hueso; si sabemos que sería muy aburrido un mundo entero de reflejos a juicio de algún conciliábulo de hombres "perfectos" y “normales” que dirá cuales son los "genes perfectos" para la creación de una raza nueva. Conciliábulo que será criticado y reemplazado también por causa de algún “error” políticamente determinado.

Si fuera así la felicidad dejaría de ser tan inalcanzable, tan intangible. Pero no hemos llegado todavía a eso.

Todo es cuestión de fe, de creer la "encajada" que la cabeza le hace a uno de los argumentos de un lado y del otro, pero hay que ser utilitaristas en éste sentido.

Ni siquiera es un punto de libertad. Es de naturaleza.

¿Qué acuerdo me ofrecen? ¿Cuál ofrezco? Francisco se despojó de sus trajes y salió desnudo de la entrevista que sostenía con el Obispo de Asís por presión del entorno que lo quería "normal". Se lo quitó todo para poder ser él. Y fue el Santo por antonomasia.

No me tienen que ver como el enemigo. No lo soy. Ni lo son ustedes de mí. Tampoco me tienen que ver como amigo si no lo quieren –la amistad es una concesión del alma-. Soy hijo que ama a sus padres, hermano que ama a sus hermanos. Compañero de clase o de trabajo. Caminante de la calle que tan solo quiere ser lo que puede ser: humano.

Es trabajoso aceptarlo si se le ve como un "problema". También lo es para mí.

No hay que reducir a nadie a ser la mitad del gen que dicen le faltó. Si le ven así pueden hacer que se vea como eso. Y que llegue a creérselo. Y que se desprecie por ello.

Pero cualquier ser es mucho más que eso. También yo. No tienen que subestimarme. Ni subestimarse.

*


1 comentario:

Unknown dijo...

La cuestion es darnos cuenta o tomar cosncienca de la vida de los otros y dsus diferencias, como bien lo dices no escogemos nada, simplemente nos arrojan al mundo y ya, y, ni siquiera dios -o el malvado demiurgo- se acuerda de nosotros. Pero somos tan insolentes de ocupar el lugar de ese vacío ¿para qué? para poder trazar rutas y caminos a seguir... puros -ismos y -turas, mientas que a la final lo que nos queda son los ratos en los que a solas podemos descanzar de la máscara y ser lo que somos, en soledad, sin miedo.

L.M.G-S.