Notas de Madrugada

Luis Fernando Gutiérrez-Cardona


"Fui feliz. Pero me aburrí tanto"
Graham Greene

Hace tiempo no voy. Tengo deseos de hacerlo. Quiero ir a recorrer todas sus calles, a observar casa por casa, a tomar fotos, a sentarme bajo las araucaria si es que existen. A tomar notas, a escribir cosas. A deshacer los pasos antes de hacerlo —y el día esté cercano.

Pero no conozco a nadie alli y quiero ir solo.

A pedir un café con limón en el bar italia, si existe aún, o en algún lugar de la calle real. A bañarme en el rio o en alguna cascada si el frio no me asusta. A tocar en algunas casas y ver si me dejan entrar. Solo por mirar por donde anduvo el que fui, el que ahora va.

A tomarme unos rones o unos aguardientes, mirar las gentes, seguir alguna bestia por la calle de arriba, recoger otra vez el olor de las enjalmas nuevas, si hubiese todavía quien las haga.

A no sentir nostalgias por el camino de Arboleda hasta esas bocatomas de la quebrada del centro donde había seres alados de mil clases.

Ir hasta esa virgen al borde del abismo y tirarme de bruces a mirarlo.

A meterme en el monte detrás de Piamonte donde papá cazó un tigre de bengala. A conversar con él un rato al otro lado, con un pedazo de panela en una mano y uno de queso en la otra. Y un poco de agua en una hoja envuelta.

A ver amanecer sobre Morrón y ver llover si llueve y escuchar un trueno si es que truena, pues en ninguna parte truena como en Pensilvania. Y a cobijarme de neblina, si es que niebla. Que allí habia neblina un dia si, y otro también. Y echarme encima una cobija de lana burda, original.

A ver pasar fantasmas vestidos de negro con cintas rojas en su cuello de las que pendan medallas milagrosas.

Pero no conozco a nadie alli y quisiera hacer todo eso con alguien con quien pudiera comentar: aqui nada ha cambiado.

Con alguien que no conozca. 
Que no diga qué hacemos aquí, ni qué aburrido, 
porque sabré muy bien qué hago.

Porque no conozco a nadie allí.

Ni me conoce nadie.




*