By: Hugo Vélez Isaza
Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
Un pueblo en la montaña bien puede tener dos horas.
Puede tener cuatro si se da la vuelta.
Si necesita una hora escójala
que en este pueblo, de particular, no pasa nada.
Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
Un pueblo en la montaña bien puede tener dos horas.
Puede tener cuatro si se da la vuelta.
Si necesita una hora escójala
que en este pueblo, de particular, no pasa nada.
No hay diferencia entre las horas.
Las horas no saben de las horas.
Bella imagen de una pobre torre pobre
proyectándose
sobre las montañas imposibles
solitarias de pájaros
porque las reforestaciones industriales no les gustan;
porque quieren,
las montañas y los pájaros,
árboles que sean de su tierra,
encenillos y quebrabarrigos en vez de eucaliptos.
Una realidad sin tiempo
muestra que el mundo es el mismo.
Que no hay nada viejo.
Que siempre es ahora.
Que el tiempo puede ser y es
cualquiera.
Que los relojes se enteran
y atrasan o adelantan juguetones.
Y dependiendo del lado por donde se la mire
la torre dará hambre,
porque quieren,
las montañas y los pájaros,
árboles que sean de su tierra,
encenillos y quebrabarrigos en vez de eucaliptos.
Una realidad sin tiempo
muestra que el mundo es el mismo.
Que no hay nada viejo.
Que siempre es ahora.
Que el tiempo puede ser y es
cualquiera.
Que los relojes se enteran
y atrasan o adelantan juguetones.
Y dependiendo del lado por donde se la mire
la torre dará hambre,
dará sueño,
o matará.
Sin que te enteres.
*
o matará.
Sin que te enteres.
*
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