Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
La avalancha postcrisis-del-agua se llevó una amiga del corazón suyo y por tanto del mio, que con sus 17 años apenas saludaba a la vida. Con ella decenas de otras personas que murieron y de quienes sienten morir con los que mueren.
Consuela decir que los que mueren jóvenes son los predilectos de los dioses.
Pero cierta desidia e indolencia de la sociedad en que vivimos es inconsolable y es imperdonable.
Los políticos como siempre, echan la culpa a los muertos.
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