Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
era dulce acariciarse las manos
mirándose y sonriendo
Cortàzar
era dulce acariciarse las manos
mirándose y sonriendo
Cortàzar
Hacen falta dos para caminar juntos, sí. Pero para caminar, uno solo se basta.
No sé vivir solo.
Pensé en un hogar, cálido, amoroso, tibio.
Un lugar en donde encontraría a alguien al llegar, como mi padre.
Pero los deseos no son más que eso: deseos.
Me planteo ahora un final en soledad absoluta.
Un final sin más afectos que los básicos,
una condena previa.
No sé vivir solo.
¿Qué haré?
Quisiera deshacerme en miríadas de pequeñas gotas de agua y rodar por una cascada rumbo al mar, fundirme en él y ascender alguna vez a nube.
Pero los deseos no son más que eso: deseos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario